martes, 6 de octubre de 2009

Las Muramasa: las espadas prohibidas.

Cualquiera de nosotros al observar el Japón nos asombramos de su cultura. En su cine, en su Manga, en sus videojuegos, podemos contemplar unas formas que hasta hace poco se nos hacían totalmente ajenas a los occidentales pero que a día de hoy nos fascinan y nos invaden al mismo tiempo. Antes de que llegara el periodo Meiji y Japón se convirtiera en la abanderada de la tecnología, de las corporaciones industriales (y, porque no decirlo, temporalmente también de la guerra) Japón vivió encerrada sobre si misma durante más de doscientos años. Fue en los tiempos del Shogunato cuando la cultura samurái llego su cenit. En este periodo el samurái era un hombre armado al servicio de su señor, el daimyo. Esta relación se fue perpetuando a lo largo de los siglos, desarrollándose un peculiar código de honor que a día de hoy es muy conocido. En este mundo bélico, las armas eran un elemento en torno al cual floreció todo un culto, especialmente a la hora de hablar de las espadas o katanas. La forma más célebre de estas, que no la única, es el modelo “Nobunaga”,de un metro aproximado de tamaño y hoja curva cuyo nombre se refiere al siniestro personaje que la ideó (y del que probablemente otro día cuente algo), pero hoy prefiero hablar sobre las espadas creadas por los Muramasa.


Masamune Ozaki fue un forjador de espadas que vivió en el Japón de principios del siglo XIV. Según varias leyendas, se decía que el herrero conseguía crear las espadas más afiladas del Japón gracias a que realizaba un ritual de purificación que las dotaba con cualidades mágicas. Lo cierto es que Masamune consiguió perfeccionar su técnica hasta cotas impensables para la época, creando sables caracterizados por su gran longitud. En realidad se cree que esto lo conseguía laminando una hoja de hierro de un solo bloque de acero trenzado. Aun hoy estas espadas,extremadamente particulares por su morfología, son uno de los objetos más apreciados por cualquier japonés.


Por otro lado esta técnica fue aprendida por el clan Muramasa. A diferencia de las de Masamune, las espadas de los Muramasa se labraron una fama de ser objetos malignos, ya que el ritual con las que las creaban se parecía poco al de aquel clan. Además su morfología alargada las convirtió en instrumentos óptimos para realizar el kaishasku, o decapitación, si bien, todo hay que decirlo, no eran especialmente pesadas.


En 1600 Tokugawa Ieyasu derrotó al “Ejército del Oeste” en la batalla de Sekigahara, dando así por finalizado al periodo de guerras civiles. Tres años después establecía el Shogunato como forma de gobierno, y a partir de entonces y durante dos siglos los destinos del Japón fueron dictados por los shogunes Tokugawa. Ieyasu contaba por entonces con un sucesor, Hidetada. Sin embargo, este no había sido siempre su primogénito. Su hijo mayor había muerto años atrás, obligado a hacerse el sepukku (término correcto para hara-kiri), y el Kaishasku (el suicidio se completaba con una decapitación tras el corte en el pecho). Este último se realizó con una Muramasa. Cientos de sepukkus habían manchado de sangre a estas armas, y el mismo padre de Ieyasu había muerto por uno de sus cortes, pero fue la muerte del hijo la que determino el destino de las Muramasa. Ieyasu, convencido de que estos sables eran una fuente de desgracias para su familia, las prohibió como objetos malignos y contrarios al shogunato. La pena, por supuesto, la muerte.

3 comentarios:

  1. Ciertamente muy interesante la entrada, es un tipo de espada, ya saltándonos un poco las clases de lo que podemos denominar "katanas" letal.

    ¿Posteriormente se han utilizado dichas espadas?. Estoy un poco verde en la cultura de Japón y eso que es la mar de interesante, la película dle último Samurai me parece bastante buena en el sentido de contarte dicha tradición ( salvando la heroicidad del protagonista).

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  2. Alguien me puede decir el precio de una katana muramasa original ?

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