sábado, 29 de agosto de 2009

Historia del Metal

Regreso a los orígenes. Puede que alguna salida nocturna tenga algo que ver. Otro tanto lo tienen estos documentales. Para todos aquellos que les gusta esta música ,aquí podrán ver como el metal nació de un accidente en una fabrica de una triste ciudad de Inglaterra (con los Black Sabbath), como Rob Halford aportó su vestimenta (debida a sus aficiones sexuales) como Kiss lo vendió, o como Metallica (dicen los envidiosos) lo traicionó, con el mejor de todos sus albumes. Pero sobre todo escucharan buena música. Aquí esta el primer enlace de cada uno, cuando acabe solo teneís que dejar que salgan las sugerencias de ver y estara la siguiente parte.

Bienvenido a mi pesadilla: Black Sabbath, Zeppelin...



Acero británico: Judas Priest, Iron Maiden....



Miradas que matan: el éxito de los 80, twisted sister, quit riot...




Seek and Destroy: Metallica, Guns, Marylin...



Por otra parte os aviso que el audio que tiene es latino (muy neutro, eso si). Si quereís esta este otro documental esta subtitulado entero :


Heavy Metal Louder Than Life



Y es que desde esta mañana no me quito esta canción de la cabeza...



...you know it always bring me down
Cause it's free and I see that it's me
Who's lost and never found
I cry for out magic –
I feel it dancing in the light It was cold
I lost my hold
To the shadows of the night
There's no sign of the morning coming
You've been left on your own
Like a Rainbow in the Dark...



sábado, 22 de agosto de 2009

Waterhouse en la Royal Academy

Ya de regreso de Londres he de decir que ha sido un gran viaje. Uno de mis mayores empeños fue ir a esta exposición que, si sois tan afortunados de ir a la urbe del Támesis estos días, os la recomiendo totalmente.

John William Waterhouse fue un pintor británico de finales del XIX que formó parte de los conocidos como “Prerrafaelistas”. Sus pinturas lo dicen todo, por lo que de poco vale describirlas. Con temas mitológicos y literarios, estaba fuertemente influenciado por la Italia del XIX. Una de las cosas que pronto llaman la atención es que para las descripciones de los cuadros se ha recuperado las anotaciones originales hechas en la academia a principios de siglo. Su obra es sobresaliente la verdad, pero eso si, alguna mujer debió de hacerle daño pues a partir de cierto momento uno de sus temas comunes es la femme fatale maquiavélica. Pero no nos engañemos, lo cierto es que a ellas (sea como sean) las representa muy bien. Estas son algunas. La primera obra, la del cartel, es Circe ofreciendo la copa a Ulises (quien está reflejado en el espejo). En principio la bebida que otorga traicioneramente debía convertirle en un animal, reteniendo al héroe de su odisea.

En “Honorio y sus favoritos” nos habla de un emperador débil, tímido y melancólico en un momento en que el imperio se desintegraba.


Con "Santa Eulaia" hace referencia al martirio de una cristiana en la Hispania Romana. La obra trata el momento en el que tras su muerte empezó a nevar, levantando consternación entre la gente.

“Consultar el oráculo” habla del culto judío de Thasis (termino extraño que no hace referencia a un lugar, sino que más bien a la idolatría). Se trataba de una cabeza decapitada que, tras respirar unas especias quemadas, regresaba a la vida para presagiar el destino deparado. El cartel de la obra comentaba que refleja el momento en que el oráculo callaba, creando expectación entre las mujeres.


Esta es Circe envenenando las aguas, dominada por un deseo de venganza.


Y por último ,"la Tempestad".

jueves, 13 de agosto de 2009

LONDON (II): Canciones para una ciudad

Todo momento, todo lugar (y toda persona) tiene su música...y yo me voy de viaje con algunas de estas







lunes, 10 de agosto de 2009

LONDON: Espíritu de la Gran Bretaña (la última travesía del capitán Scott)

Mi destino en las vacaciones será finalmente Londres. Regreso de nuevo a la ciudad del comercio, a la nación del imperio. Allí espero alejarme un poco de todo, encontrar lo que busco, por supuesto también lo que no busco y, ¿por qué no? lanzar mis brazos alrededor de todo Londres (ya sabeís “I´m throwing my arms around all of Paris”).


Curiosamente que vaya a volver otra vez me ha dado pie a reflexionar sobre el espíritu del pueblo de Gran Bretaña ese volksgeist común entre los británicos. Y es que no creáis que solo España tiene un problema identitario. En el caso del ideal de Gran Bretaña es aun más complejo, pues se trata de una unión, con Inglaterra como elemento preeminente, y con un espíritu que se basa principalmente en los ideales de Imperio y comercio, cosas de las va más bien de capa caída (el tema , bueno, lo trata magníficamente Pablo Fernandez Albaladejo en uno de sus trabajos de “Materia de España”). Pero esta no era mi reflexión, sino más bien la idea que tengo yo sobre dicho espíritu, los lugares de la memoria que lo componen... A la cabeza rápidamente me vienen los clíperes cortando océanos, el British Museum, Trafalgar Square, la Union Jack o ese ideal de Irish Blood, English Heart extrapolado a escoceses o galeses. Luego he recordado la historia del capitán Scott.


“Todas las penalidades, todos los sacrificios, todos los sufrimientos ¿de qué han servido? Solo han sido sueños que acaban de desvanecerse”

Estas fueron las palabras escritas por Scott en su diario al llegar al polo Sur. Era el 17 de enero de 1912. Cinco hombres en medio de la nieve observaban de forma desalentadora la bandera Noruega. El aventurero había ganado a los científicos y Amundsen hacía casi un mes que había plantado su insignia. Ahora, derrotados, debían volver de nuevo a Londres. Oates, Wilson , Bowers y Evans habían sido los cuatro hombres que Scott había elegido; tres ingleses, un gales y un escoces para llegar al último lugar de la tierra. El verano del Polo estaba concluyendo y la travesía a pie era tremendamente lenta. Atrás sus compañeros, que habían regresado, y sus animales y trineos, que habían sucumbido. Oates había dicho “lo tiraría todo por la borda si no fuera porque somos una expedición británica…” Evans, que era el más fuerte, fue el primero en rozar la locura. Un día no se levanto. Oates, con los pies congelados, decidió sacrificarse para que los otros tuvieran alguna posibilidad. Una noche simplemente salió de la tienda a la llanura helada despidiéndose de sus compañeros con un sencillo “sólo voy a salir un rato”. Todos sabían con quien se iba a encontrar. Pero el tiempo se cebaría con estos hombres. Una profunda ventisca hacía imposible la marcha. Finalmente, a solo unos kilómetros de un depósito de comida, los hombres de Scott vivieron sus últimas horas, conscientes totalmente de ello. Fue entonces cuando nació el auténtico mito de Scott. Aprovechó para escribir una serie de cartas, a su familia y seres queridos, hablándoles de su destino manifiesto de acabar así. Otras a las familias de sus compañeros caídos, narrando sus heroicidades. Pero sin duda la más grande fue la última carta, al pueblo inglés:

… Desde hace cuatro días nos ha sido imposible salir de la tienda, el huracán brama a nuestro alrededor .[…] no lamento haber emprendido esta expedición; ella demuestra la resistencia de los ingleses, su espíritu de solidaridad y prueba que saben mirar la muerte con tanto valor hoy como ayer. […]me gustaría tener una historia que contar sobre la resistencia, fortaleza y valor de mis compañeros que removería el corazón de todos los ingleses. Estas torpes notas y nuestros cuerpos muertos, contarán la historia...”


Para mí la expedición y el propio Scott son ese ideal del espíritu de Gran Bretaña. Estimula esa identidad: un hombre que Zweig describiría como el “común de los ingleses”, sin rasgos románticos, pero que “expresa solo voluntad y sentido práctico”. Por mucho que la carta del capitán Scott fuera para el pueblo ingles, para mi ejemplifica ese espíritu británico: alguién que extiende el dominio, el empire y su cultura. Por ello no solo es un inglés, sino mucho más, y es esa la sensación de como comprendo el espíritu de la Gran Bretaña.

martes, 4 de agosto de 2009

Erik XIV, Juan III y el tesoro del castillo de Estocolmo.

A principios del siglo XVI Suecia lograba su independencia de Dinamarca bajo el liderazgo de Gustavo Vasa. A este le sucedió su hijo Erik XIV (1533 – 1577), un auténtico príncipe humanista, poliglota interesado por las técnicas navales de occidente. Fue además el fundador de una política exterior báltica que serviría de base que Suecia pasará a ser gran potencia en el XVII.


Pero por desgracia tenía dos problemas. Uno era muy sencillo: estaba loco. Meditaba cualquier medida, pero luego sufría ataques de arrepentimiento y brotes paranoicos. Sus últimos años de reinado se caracterizaron por el ajusticiamiento sumario de nobles. En verdad se trataba más bien de una paranoia provocada por su segundo problema: sus hermanos. Si de algo se caracterizaban Juan y Carlos era de una cosa: su ambición.Esta fue la que les convirtió en conspiradores natos y todo aquel que estuviera descontento con Erik (la nobleza particularmente) acudía a ellos. Finalmente la tensión y el estrés que a Erik le provocó todo ello le hicieron tomar medidas irreflexivas y actitudes indecorosas, por lo que fue destronado y encarcelado. Se le acuso de locura y tiranía pero ¿Qué rey estaba loco o era un tirano teniendo en cuenta que junto a Suecia reinaba Iván el Terrible, y frente a él Erik no era más que un inocente corderito?. Por otro lado su hermano, Juan, logró su propósito de ser coronado rey solo para pasar sufrir ahora lo que antaño martirizaba a su hermano: las conspiraciones, que siguieron sucediéndose.


Fue entonces cuando un nombre resonó en toda Europa: Jean Allard, el viejo encargado de los jardines de Erik que había huido tras el encarcelamiento de su señor. En toda conspiración se hablaba de él, y se propago un rumor: la locura y la paranoia de Erik había llevado a este a esconder un gran tesoro en el castillo de Estocolmo, confiando solo a Allard su paradero. Teniendo en cuenta las excentricidades finales de Erik parecía un rumor bastante creíble y aventureros de toda Europa, de Francia a Escocia intrigaron, lucharon y murieron por tan magnífico premio. Por supuesto cuando llegaron papeles de los conspiradores a Juan III donde se nombraba al viejo Allard el interés del rey se disparó, sacando a Erik de la cárcel dispuesto a usar los métodos más crueles (a pesar de que era su hermano)para sacarle el paradero del tesoro. Solo las súplicas de su esposa hicieron que abandonara esta actitud.


Erik nunca dijo nada, y su supervivencia se convertió día a día en una espada de Damocles sobre la corona de Juan. Finalmente un día el destronado apareció muerto en su celda, levantando hasta hoy las sospechas de que fue envenenado por su hermano. Este mientras siguió organizando con su guardia partidas en el castillo de Estocolmo en busca del tesoro hasta altas horas de la noche, pero nunca lo encontró...