sábado, 30 de enero de 2010

Alcohol e historia

¿Acaso cuantos elementos hay más presentes (y determinantes) en la historia que el alcohol? Ya desde los orígenes nuestros primeros relatos tenían al alcohol, junto a la guerra y el amor, como protagonista. Troya no cayó tanto por el caballo sino por la borrachera que se cogió la ciudad para celebrar la supuesta huída de los griegos y los centauros fueron expulsados de Tesalia por sus excesos etílicos. Tan presente esta que sirve de elemento identificativo. Pasión y alcohol han estado siempre ligados, y hombres como Marco Antonio o Alejandro suelen ser representados acompañándose de una copa. Incluso las dos comunidades humanas más influyentes para la historia dieron protagonismo a este elemento: el cristianismo hizo del vino algo sagrado, mientras el Islam prohibió toda ingesta. Hay muchos ejemplos de su presencia en la historia:


En 1625 Cristian IV de Dinamarca entraba en la guerra de los Treinta Años. En aquellos años iba siempre acompañado de un diario donde un consejero apuntaba minuciosamente dos cosas: por un lado las cuentas que llevaba para pagar a sus soldados y por otra una serie de muescas y garabatos que representaban las cogorzas que se había cogido el rey y el grado de resaca que tenía el día después. Un estudio pormenorizado probablemente demuestre que las resacas debieron ser más que los ingresos, ya que Cristian IV sufrió una tremenda derrota.


Incluso en la época contemporánea el alcohol consiguió abrirse paso entre todas las nuevas drogas y tomar su papel protagonista en la historia. En agosto de 1991 Gorbachov era secuestrado por los generales de la línea dura de la URRSS. Hartos de su perestroika decidieron restaurar la vieja gloria comunista dando un golpe de estado. Lo cierto es que las cosas no salieron a su antojo y al poco de saberse la intentona toda Rusia se levantó. Se trataba de un momento crucial: actuar y llevar adelante el golpe o finiquitar la Unión Soviética y dejar el país en manos de Yeltsin. Sin embargo para entonces uno de los líderes del golpe no contestaba a sus subalternos. Con el tiempo se supo que no hubo falta de valor por su parte, sino que estaba totalmente borracho de vodka (el cual había aderezado con antidepresivos).


Así el acto final de la Guerra Fría no tuvo entre sus protagonistas a las bombas atómicas sino a una buena botella de Vodka ruso…

1 comentario:

  1. Verdaderamente cojonudo esta estrada de tu blog. Me parece muy curioso y algo de lo que al final no te percatas cuando estudias elementos arqueológicos, cuadros o fotos y que siempre nos ha acompañado a lo largo del tiempo. Además tiene otras implicaciones para los antropólogos el uso que las tribus perdidas hacen de él en la actualidad como elemento de comunicación con sus divinidades.

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