El viernes de la semana pasada empezó (otra vez) la feria del libro viejo de Madrid, una nueva ocasión para encontrar toda una serie de libros descatalogados. Esta vez busco fuentes editadas del XVII, algo difícil, ya que lo poco que hay, es muy caro. La primera vez que estuve en la feria fue por el 2007 o 2008 y de pura casualidad. En aquella ocasión encontré la trilogía del Diluvio (o trilogía polaca) de Henrik Sienkiewicz , una obra que llevaba años buscando.
En 1648, los cosacos de Bohdam Chimielniecki se rebelaron una vez más contra los señores polacos y, al poco tiempo, tártaros, moscovitas, suecos y transilvanos invadieron Polonia. "A sangre y fuego", "el Diluvio", y "Un héroe Polaco" (Pan Wolodyjowski) se desarrollan bajo este tapiz. Henryk Sienkiewizc, hasta hace poco el mayor representante de la literatura polaca moderna, ganó el Nobel en 1905, y cuenta entre sus obras con la célebre Quo Vadis. La trilogía del diluvio, escrita entre 1884 y 1888, narra estas luchas en defensa de "la patria" en los años 1648 y 1669 sirviendo en aquellos años (Primera Guerra Mundial) de inspiración al nacionalismo polaco en su lucha contra la dominación extranjera. Personajes como Zagloba, Miguel Wolodyjowski o Jan Kretuski (nombres traducidos así por la edición de Sopena) fueron ejemplos para por los soldados que morían en el frente, y su sencillo tren de vida, su camaradería, su honestidad y su nobleza fueron identificados entonces como propios del buen polaco.
En el campo de la historia, la obra también ha ejercido una gran influencia: Jeremías Wisniowiecki ha sido muy bien tratado por los historiadores en general gracias a que en "A sangre y Fuego" es el gran campeón polaco. No ha sido hasta tiempos recientes cuando se ha empezado a debatir su papel en aquella guerra. Janusz Radziwill, por otra parte, corre una suerte contraría, y aun hoy se le suele describir como el gran traidor a la patria -que no en Lituania, donde empieza a ser defendido como uno de los padres de la patria-.
Huelga decir que la obra de Sienkiewicz no nació de la nada. Uno de sus grandes éxitos fue captar los valores propios de la nobleza polaca en el Barroco, el sarmatismo. Desde mi punto de vista, esto sólo lo pudo lograr gracias a las memorias de Pasek, un noble que vivió en la segunda mitad del XVII que plasmó en sus diarios todas sus experiencias y opiniones.
La obra de Sienkiewicz daría para cientos de tesis y trabajos (y, de hecho, seguro que existen unas cuantas). Hay quien considera hoy en día que sus novelas se han quedado anticuadas, una opinión que en absoluto comparto. Todo lo contrario, creo que siguen atrayendo a una buena parte del público y un buen ejemplo son las distintas adaptaciones que se han hecho. Cada una de las obras ha sido llevada al cine: el diluvio en 1974 y el caballero polaco en 1969. “A sangre y fuego” fue adaptada en 1998, siendo uno de los mayores éxitos de taquilla en la historia del cine polaco. De hecho, apenas hace un mes salió un videojuego sobre estos libros. Sin duda, un ejemplo de que los clásicos nunca mueren.
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